Sistema lingüístico y cambio lingüístico
Categories: Grammar, Linguistics, Translation Theory
Investiga Louis Hjelmslev –todavía no formada la glosemática– las relaciones entre estado (o sistema) lingüístico y cambio lingüístico. ¿Qué es lo esencial en una lengua: constituir un todo organizado, normativo, o sufrir continuas transformaciones históricas para adaptarse a nuevas necesidades? Problema eterno, zanjado casi siempre a favor de la concepción sistemática (salvo en el siglo XIX, cuando la lingüística histórico-comparada no tenía ojos sino para los cambios). Hjelmslev se siente vivir en una época crítica; hasta Saussure había sentado como una antinomia la incompatibilidad absoluta entre lo sincrónico y lo diacrónico. Pero nada arredra al lingüista danés. Tiene que demostrar dos cosas: hasta qué punto es sistemática la naturaleza de la lengua, y si los cambios se deben a causas interiores o exteriores.
Frente al habla, la lengua ses erige como institución supraindividual, social, con normas o leyes propias. No es el anárquico azar quien la domina, sino la forma, configuradora de materiales lingüísticos y no lingüísticos. En sus tres campos –gramática, fonética, semántica– las unidades respectivas aparecen dependientes unas de otras, trabadas por relaciones fijas (oposiciones, equivalencias) que les aseguran su puesto y función dentro del conjunto. Pero el verdadero núcleo o «santuario» de la lengua es la gramática, no sólo por su perfecta sistematización, sino por englobar las categorías lingüísticas (comparación, género, número, caso, etc.), cada una con una significación fundamental que desentrañará valientamente nuestro autor. Ejemplos comparativos de muchas lenguas, especialmente las indoeuropeas y fino-ugras, dan base a estas teorías de gramática general. Y así se fundamenta también la tesis principal, es decir, que los cambios lingüísticos más profundos, los que afectan al sistema (no ya a la norma o el uso), brotan del sistema mismo y no de fuera, a causa de ciertas predisposiciones dirigidas hacia un optimum ideal. Entre sistema y cambios hay mutua interdependencia, no la incompatibilidad que decía Saussure.
Hjelmslev quiso hacer de la lingüística una ciencia autónoma, libre de arrastres lógicos o psicológicos. Buscó con fe lo puramente lingüístico, aplicando un método que se encarama desde lo palpable a lo más y más abstracto. Porque en la abstracción veía la honda realidad oculta, y en la sistematización el palpitar mismo de la vida. Recojamos unas palabras suyas, casi un autorretrato: «El nervio de la ciencia no es tradición, sino pensamiento independiente». Esa independencia le hizo descubrir un día la felicidad de los planos simétricos y de la coherencia absoluta.