Los hombres oscuros
Categories: Latin American Narrative
No es fácil dilucidar una razón para incitar a la lectura de Los hombres oscuros en nuestro tiempo. Muchos lectores jóvenes podrían encontrar añeja su retórica y sobrepasadas sus demandas. Quedaría entonces el interés histórico y académico, dispuesto a evaluar la posición del novelista y sus obras en nuestra historia literaria; sin embargo, creo que es posible percibir, en esta novela, otra historia, que podemos reconstruir entre sus líneas: la historia del empoderamiento de los sectores populares y su entrada definitiva en la política nacional. También el escritor les abre la puerta; ellos son los protagonistas en el universo novelesco, la relación con «los otros», que invaden desde los márgenes del conventillo, está constituida por choques violentos que no los hacen perder su centralidad.
La novela está narrada por el joven lustrabotas Pablo Acevedo, que subarrienda la cuarta parte de una pieza en que habitan un carnicero, su mujer, cinco hijos creciditos y una guagua pequeña que llora casi cada noche tras «el tabique de sacos empapelados con hojas de diarios». Desde allí, nuestro narrador observa, reflexiona e interactúa con los otros habitantes de esta frágil comunidad «proletaria».
Cuando se cumple el centenario del nacimiento de Nicomedes Guzmán, Los hombres oscuros nos pone frente al proceso que va de la voz a la palabra, condición única para reclamar lo que le corresponde a cada uno en justicia, y que rompe desde adentro las paredes del conventillo para entrar en la ciudad. Los lectores somos testigos de la lucha inacabada que salta de la novela a la calle, de la calle a la novela, como el deber histórico de cada generación en sus avances y retrocesos.