La estructura del lenguaje
Categories: Grammar, Linguistics, Translation Theory
He aquí una insólita morfología del lenguaje. Insólita, porque a la audaz amplitud de su vuelo –aunque con hondas raíces en el pensamiento clásico alemán– se une un espíritu rigurosamente sistemático que arranca de lo extralingüístico o prelingüístico para acabar en las cimas de la expresión: la poesía y la filosofía. Esta morfología se debe a una autoridad en la filología clásica, Bruno Snell, desde cuyo privilegiado punto de vista resultaba hacedero abarcar los más distintos campos del espíritu, al menos dentro de los idiomas aquí considerados, los indoeuropeos.
Si hay algo que caracterice al lenguaje es su significación, su sentido, el hecho de que se dice para ser comprendido. En cuanto significativo, todo enunciado lingüístico requiere la presencia de tres elementos originarios, tres formas: lo intencional (el ir dirigido a alguien), lo representativo (versar sobre algún objeto) y lo expresivo (revelar algo sobre quien lo dice), los cuales se corresponden, respectivamente, con las categorías del querer (o actuar), del ser y del sentir. En su origen la palabra human es acción, quiere influir sobre el prójimo; en suma, es un instrumento social. A este elemento significativo vienen a agregarse los otros dos y todos juntos determinan la estructura de la lengua, que vale tanto como decir las condiciones en que se mueve el pensamiento humano. Porque las tres formas indicadas se manifiestan actuantes, e íntimamente fundidas, lo mismo en los sonidos que en las palabras y en la oración (desde la simple a la desarrollada), e incluso en los grupos semánticos. También configuran –yendo aún más lejos y tomando como guía la evolución histórica de los griegos– las creaciones de la épica, la lírica y la dramática, e igualment el desarrollo filosófico que se extiende desde los presocráticos a Platón. Todo ello lo hace ver Bruno Snell mediante análisis breves, precisos y transparentes.
No se piense en una esquematización mecánica. Por el contrario, cada aspecto tratado nos revela cómo se entrecruzcan las tres formas a cada momento, cómo estructuran construcciones cada vez más diferenciadas y complejas. Gracias a una sucesiva matización consigue el hombre captar con exactitud el mundo que le rodea y superar lo puramente dado para ascender a creaciones originales. Lo maravilloso del lenguaje es que siempre dé a entender más de lo que dice y nos lleve, por la vía del sentido, a lo inimaginable. Y lo maravilloso de Grecia, que en su intemporalidad arquetípica se sintetice el devenir humano.