La comedia nueva; El médico a palos

INTRODUCCIÓN: Cuando Moratín, hijo, adviene a laliteratura ha corrido ya el siglo xviii en su mayor parte y se hanlibrado las batallas incruentas, pero sonadísimas, promovidasen torno al teatro. Pero todo ha sido inútil. Continúaen estos últimos años del siglo la misma desavenencia,igual desorientación en la práctica del arte dramático.¿Quién lo diría, luego de tanta aseveracióndogmática, de tan resonante batahola?

En otros puntos, que de cerca o de lejos atañen a laliteratura, se ha logrado instaurar un orden moderno y positivo—positivista— que responde a los postulados reformadores.Un gran crítico actual, Ángel del Río, hasintetizado perfectamente las aspiraciones del siglo al tratar deJovellanos, y las resume en seis valores universales y supremos queson el eje del setecientos: Belleza, Verdad, Justicia, Razón,Utilidad y Moral. En la ciencia, en la economía, en lapolítica han tenido ya su eco las voces de Feijoo, de Cadalso,de Jovellanos. De ellos saldrá, para bien o para mal, laverdad de la España moderna.

Pero, ¿y el teatro?, ¿qué pasa con elteatro?

Un personaje de la deliciosa Comedia nueva expone el caso congesto dolorido: «¿No es fatalidad? dice don Pedro—que después de tanto como se ha escrito por los hombres másdoctos de la nación sobre la necesidad de su reforma, se hande ver todavía en nuestra escena espectáculos taninfelices? ¿Qué pensarán de nuestra cultura losextranjeros que vean la comedia de esta tarde? ¿Quédirán cuando lean las que se imprimen diariamente?»³.Sus palabras no pueden ser más justas…(Jesús M. Alda)