Herreros y alquimistas

Los trabajos de MIRCEA ELIADE – -“El mito del eterno retorno” (L. B. 379) e “Imágenes y símbolos” (Taurus), entre otros— se inscriben en el proyecto de los historiadores de la religión, orientalistas y etnólogos contemporáneos para mostrar (frente al racionalismo euro centrista que afirma la superioridad absoluta del espíritu científico y de la ideología del progreso) la existencia de sociedades y civilizaciones que, pese a su falta de interés o capacidad para las creaciones industriales, han elaborado sistemas de pensamiento, de moral y de comportamiento de elevado valor humano y características propias. El díptico que forma este volumen — HERREROS Y ALQUIMISTAS— es una contribución más a esa visión correctora que devuelve a las culturas exóticas, arcaicas y primitivas su lugar específico e irreductible en la historia de las formaciones sociales. Por un lado, el estudio de los mitos, ritos y símbolos particulares de los oficios de minero, metalúrgico y forjador ilumina la actitud de los hombres del mundo pre-industrial con respecto a la materia a partir del momento en que descubren su poder para cambiar el modo de ser de las sustancias minerales; tal actividad constituye una experiencia mágico-religiosa cuyo secreto se transmite de generación en generación a través de los ritos de iniciación a los oficios. Por otro, también la alquimia —Occidental, china o india — muestra ese doble carácter experimental y místico de una técnica que trabaja sobre una materia viva y sagrada; si bien la alquimia es el conjunto de prácticas y experiencias del que nacerá la química (previa descomposición de la ideología que la anima y en el contexto de un proceso general de secularización), la nota que la distingue y singulariza es su carácter de ciencia sagrada que se ocupa de la pasión, matrimonio y muerte de las sustancias en cuanto ordenadas a la transmutación de la materia (la piedra filosofal) y de la vida humana (el elixir de la vida).