Esa fauna

Con Esa fauna Monterroso hace públicos sus dibujos, también expuestos alguna vez en la Biblioteca Nacional de México. Augusto Monterroso acostumbra escribir en coches, trenes y aun en elevadores; aprovecha una sala de espera o una calle congestionada para apuntar frases. Un urbanista de San Blas demostró que sus textos son redactados por lo menos en siete colonias. ¿Qué ocurre cuando el más móvil de nuestros autores llega a su escritorio, saca el cuaderno y descubre con feliz estupor que el cuento ya está escrito? Entonces se pone a dibujar. Lo mismo le sucede al compartir la mesa v las copas con los amigos. La servilleta de papel y el bolígrafo son los instrumentos predilectos del artista gregario, para quien conversar, beber y dibujar son actividades, si no idénticas, por lo menos simultáneas.

Monterroso sabe que la vida, como ciertas bebidas desagradablemente curativas, puede ser amarga. Sin embargo, sus relatos v sus dibujos son variantes de la felicidad.

Cuando esta exposición se presentó en la legendaria ciudad de San Blas, despertó tal entusiasmo que los cultos pensaron en los tres grandes pintores de aquel país. Por desgracia, sólo se acordaban de que eran tres, y grandes, pero no de sus nombres. Como suele pasar en San Blas, el asunto se resolvió con un aforismo: “Los tres grandes son dos: Augusto Monterroso.” (Juan Villoro)