El santo de la Isidra; El amigo Melquíades; Los caciques

Aunque la obra de Carlos Arniches (1866-1943.) —que se halla en la línea tradicional de los entremesistas del Siglo de Oro y. del teatro popular de Ramón de la Cruz y Ricardo de-la Vega—ha sido despachada a veces con el apelativo de "costumbrista", su aliento y ambición supera con mucho tan modesto encasillamiento; las piezas de más inocua apariencia de Arniches—observa Torrente Ballester— encierran un amargo sentimiento crítico que le acerca a los miembros de la generación del 98.

Su teatro —este volumen reúne tres de sus piezas más representativas: El Santo De La Isidra (1898), El Amigo Melquiades (1914) y Los caciques (1920) — ha logrado el doble éxito de una inmensa popularidad entre las gentes humildes, elevadas al rango de protagonistas de sus piezas, y un admirativo interés de los sectores más exigentes, dé la crítica; si por una parte los tipos arnichescos son reconocidos y celebrados por el público madrileño ^:—hasta el punto de producir,. por un curioso fenómeno de imitación del arte por la naturaleza, la incorporación al habla popular de giros y léxico de sus "tragedias grotescas"—, por otra Ramón Pérez de Ayala rinde tributo a la profundidad humana de su teatro, a su veraz plasmación dramática de ciertos rasgos de la realidad española, y Pedro Salinas señala cómo Arniches "escritor popular y popularista, procedente del sector de autores teatrales puros, ha ingresado hoy en el rango de estimación literaria que antes se concedía sólo a esos otros autores de procedencia letrada y culta, y figura, sin adjetivo alguno de origen, en la primera fila de nuestros dramáticos contemporáneos".