Cuentos puertorriqueños de hoy

A partir de los primeros años de la dé cada de 1940-1950, hizo su aparición en el escenario de la literatura puertorriqueña una nueva promoción de escritores, claramente diferenciados de la generación anterior por la evidente voluntad de renovación que los animaba. Si bien en todos ellos se advertía la preocupación por los problemas nacionales que caracterizaba a la llamada “generación del treinta”, era obvio por otra parte que representaban la incorporación a las letras nacionales de nuevos elementos formales y temáticos. Por lo que toca a los primeros, habría que señalar la influencia de los grandes narradores norteamericanos que por aquellos años alcanzaban su madurez, señaladamente Hemingway, Faulkner, Steinbeck. A este influjo se aunaba el de los nuevos maestros europeos de la postguerra. Y así como los escritores puertorriqueños de los treintas habían seguido los pasos de los novelistas hispanoamericanos de mayor significación —Güiraldes, Rivera, Gallegos—, los jóvenes acogieron el ejemplo más reciente de Novás Calvo, Mallea, Borges, De la Cuadra…

En cuanto a la temática, la nueva promoción, sin abandonar del todo los asuntos rurales, volvió la mirada a la rica realidad urbana de nuestro país, abarcando el aspecto capital de la emigración a los Estados Unidos. La participación de la juventud puertorriqueña en el absurdo conflicto de Corea, que afectó directamente a algunos de los propios autores, fue incor­porada también a la temática de sus obras.

La predilección por el género del cuento es una de las características generacionales de esta nueva promoción de escritores. En su cultivo se ha manifestado, hasta ahora, lo mejor de su talento. La presente antología, preparada por René Marquês con un cuidadoso y adecuado critério selectivo, es buena prueba de la calidad alcanzada ya por esta pléyade de jóvenes narradores.