Barbarroja

Con esta obra de un lenguaje riguroso y ágil, Rodolfo Santana da una nueva prueba de su talento teatral. Basada sobre todo en la sátira y el humor. Barbarroja participa de una actitud experimentalista y evidencia la audacia de la búsqueda de su autor. Al mismo tiempo, señala la irreverencia de Rodolfo Santana, quien es el primer sospechante del artificio del teatro y cuya preocupación central consiste en la desmitificación de los recursos dramáticos tradicionales.
A través de una situación irrisoria, la obra va creciendo en intensidad y ganando en altura para llegar a los límites de sus posibilidades cuando el humor y la sátira se convierten en una parodia eficaz del mundo actual. Barbarroja, los gobernantes, los historiadores son apenas los eslabones que sirven de puente para interpretar la realidad que nos rodea con ojos atentos y mirada crítica. De este modo, la obra representa una especie de metáfora sobre la situación de cualquier país latinoamericano, de sus frustraciones y amagos, de su padecimiento y su esperanza. Al utilizar el andamiaje de una situación teatral increíble desde el mismo punto de partida, Rodolfo Santana consigue burlarse de la trampa del realismo y otorga al lector-espectador la posibilidad de referenciar concretamente el mundo aludido a partir de los estímulos de la obra.